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jueves, 5 de agosto de 2010

1+1=1


Viendo los datos que arrojan el balance semestral del Ministerio de Igualdad presentados por el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, parece que algo no cuadra. En pleno siglo XXI, siguen aumentando las muertes de mujeres a manos de sus parejas y lo que es peor, seguimos justificando el maltrato como algo inevitable, como un hecho que sucede dentro del ámbito privado de cada casa: “Eso no es cosa mía. Yo no puedo hacer nada. Son problemas de pareja.”. Seguimos creyendo que el maltratador es alcohólico, drogadicto, con problemas psiquiátricos o inmigrante, ya sabes, de otra cultura. Por algún motivo necesitamos alejar de nosotros, tanto como sea posible, el perfil del maltratador y que además las razones, sus razones y sus motivos tengan una explicación rápida, lógica y sencilla. Pero, ¿qué pasa cuándo nada cuadra?, ¿cuándo el maltratador es “totalmente normal”?, aparece el: “Esto son cosas que pasan. A veces es inevitable. Las cosas son como son.”


El maltrato sigue siendo tabú, algo de lo que no hay que hablar porque es motivo de vergüenza. Lo triste de todo esto es que no lo es tanto para el maltratador como para la maltratada. No sé qué es peor, la marca de la paliza o el estigma de mujer maltratada que llevará de por vida, porque como opina el 40% de los encuestados y la mayoría del 60% que calla: “Es culpa suya por no haberse ido de casa”.


Ayer vi el corto “El orden de las cosas”, de los hermanos Alenda, y la idea me gustó porque sigue la línea de “Te doy mis ojos”. A diferencia de otras películas, no parte de una visión única, no simplifica el problema, intenta ir algo más allá y acerca el problema. Cada vez estoy más convencido de que muchas de las campañas de denuncia y de noticias sobre maltrato, acaban volviéndose en contra de la víctima, y que más que ayudarlas, acaban culpabilizándolas y escondiéndolas más y más. Hay una parte importante de la historia que inconscientemente olvidamos o que realmente queremos olvidar: La mayor parte de las parejas que sufren maltrato, tienen un origen común con el resto de parejas: “el amor”. Los vínculos que llevan a dos personas a iniciar una vida en pareja o a tener hijos en común, no son tan sencillos de romper, y por muy ilógico que parezca, muchas veces la mujer maltratada sigue queriendo al maltratador. ¿Quién soy yo para culpabilizar a esa mujer? ¿Qué hago, ayudo o señalo?


Sigamos con las preguntas: ¿Cuántos casos de maltrato conocemos ? ¿Cuántos de ellos son de vecinos? ¿Cuántos pertenecen a personas cercanas? ¿Cuántos maltratadotes conoces en tú familia? ¿Has consentido el maltrato? ¿Has maltratado alguna vez? ¿Qué harías tú si fueses víctima de maltrato?


Es fácil opinar, dar consejos, criticar y culpabilizar cuando uno evita mirarse al espejo e intenta verse tal y como es, con todos sus miedos y contradicciones, con todas sus puñetas, con toda la vergüenza que arrastra, con la herencia de la abnegación y del cinturón.


1 comentario:

  1. Hola yo tengo un familiar que se ha decidido a dar el paso a dejado a su pareja pero sigue enamorada de el me gustaria saber como actuar con ella por que sigue pensando en el y le deja a los hijos cada vez que la suegra se lo dice y ella hace lo que le dice la suegra no para de nombrarselo y de decirle que lo perdone y yo no se que decirle a veces pienso que la machaco mucho pero tengo miedo que vuelva a sus brazos

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