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miércoles, 30 de junio de 2010

La intensidad


Comentaba hace poco que la tristeza y el cansancio habían llegado y por lo que parece ser, a medida que pasan los días, la sensación no mejora. Mientras estaba escribiendo esto, he recibido la puntilla: PP y PSOE pactan controlar la información política en campaña… Esto no puede estar pasando.


Me he acordado de una conversación que tuve con un colega con el que llevaba la dirección de obra de una vivienda: “Ahí donde los ves mandándose a la mierda y echando pestes uno del otro, cuando nos demos la vuelta, son capaces de tomarse las cervezas que hagan falta y de ser amigos como gorrinos. Eso sí, como a alguien que no sea del pueblo se le ocurra cruzarse en su camino, lo lleva claro. Ese no vuelve a trabajar aquí.”


Ahora estoy aquí, moviendo la cabeza y repitiendo una y otra vez “I've Seen That Face Before No recuerdo, ni cómo, ni cuando ni en qué momento descubrí a Grace Jones, lo único que sé es que me dejó con la boca abierta.


Hace años que no he experimentado de nuevo esa sensación.


martes, 29 de junio de 2010

Café largo


Filete de caballa. Atún en aceite de oliva. Sardinillas picantes en aceite de girasol. ¿Alguien da más? Pues parece que sí, más y mejor. ¡Qué pereza levantarse hoy con la decisión del Constitucional! Tengo la misma sensación que cuando vas dejando las cosas para mañana, y mañana para mañana y cuando al final llega el mañana: ¡puf, qué pocas ganas tengo de tomarme ese café contigo!

Como siempre, hay buenos profesionales que trabajan hasta el último día. Que hace falta coser un botón: “Ahí voy yo con el hilo”. Que hay que subir el bajo: “Tú no te muevas que en un pispás te lo subo”. La verdad, el que no se conforma es porque no quiere, porque hoy el mercado está de lo más surtido.

No se tú, pero yo hoy paso. Comeré de restos.

lunes, 28 de junio de 2010

Bucle


Cada año, como si de una estación se tratase, vuelvo puntual a la melancolía. No sé muy bien cómo, pero también, cada año salgo de ella. Desde la euforia o desde las alcantarillas, escribiendo uno de sus nombres: D E S E N C A N T O, rompo el hechizo.


Los dos palmos que separan los ojos del papel o de la pantalla, son la distancia justa de la autocomplacencia, o si no, ¿cómo es que sigo vivo?

miércoles, 23 de junio de 2010

Martes cautivo


- Abre. He escuchado tu mensaje… ¿Estás ahí?
- Voy. (Otro día más… Mucho ruido, demasiado ruido. Volveré a abrirte la puerta una vez más, pero por favor, ¡dime de una vez qué coño está pasando!)
- ¿Cómo puedes dudar?... No puedo estar cada cinco minutos llamándote. Tú confía en mí, todo esto pasará y ya verás cómo salimos de este lío.
- ¿Lío? En serio, no sé qué pensar. Quiero creerte, en realidad te creo, pero me cuesta demasiado seguir tus pasos.
- ¿Te he fallado alguna vez? Vamos, ¡con todo lo que hemos vivido juntos!
- Déjalo, da lo mismo. Toma, llévatelo.
- Ya verás, no te arrepentirás. Luego te llamo y quedamos, ¿vale?
- Luego… Siempre luego.

lunes, 21 de junio de 2010

Motivos para volver


Vaya día. Se despista uno unas horas, unos días y no entiende nada. Un vistazo al twitter, dos titulares de prensa, cinco minutos de radio… falsa alarma, todo sigue igual, vueltas y vueltas y el tren para siempre en la misma estación: en el andén han cambiado la publicidad, los viajeros ya no son los mismos, pasan más AVEs que cercanías y yo tengo la vista más cansada. Deseos, hechos, muertos, esperanzas, promesas rotas, da lo mismo, siempre lo mismo, el mismo escenario, la misma canción.

Caigo en la apatía y me atrapa la desesperanza viendo pasar el paisaje.

Giro y giro y vuelvo a escuchar a Nina. Sonrío y pienso que hay cosas que no importa que siempre sean iguales.

Es cierto, vale la pena volver de vez en cuando.

jueves, 17 de junio de 2010

Jueves de malvas


Jueves. En la cama. Suena el despertador. Café con leche.

Madrugar y acabar la renta. Por fin la he enviado, o eso creo.

Informe urbanístico a desgana. ¿Cómo se pueden decir esas cosas?

Maleta hecha, portátil en la funda. Creo que no se me olvida nada.

Llave, contacto. ¡Mierda!, he encendido antes de que se apague la luz.

Semáforo en rojo, conecto la radio. ¡Ruido, demasiado ruido!

A medio camino del pueblo. Hace tiempo que no veo al pobre perro encadenado.

Llegando y las luces de San Juan. Otro año más que intentaré no venir.

Acabó la obra. ¿Qué tal todo? ¡Por fin acabó la pesadilla!

Parece contento. El falso techo está bastante bien.

El corral. Hay que regar los tomates. ¿Dónde estarán los gatos?

Factura. Tres meses sin hacerla y si me descuido te la tengo que cobrar con más IVA.

No me apetece ir al Ayuntamiento. ¿No están? Bueno, ya pasaré el martes que viene.

Abuela. ¿Has visto cómo están las malvas? No las ha plantado nadie. Están preciosas.

Dos horas y media de viaje. Buscando amapolas. ¡Qué bonito el paisaje de La Mancha!

Jueves. En la cama. Portátil encima y escribiendo 16 líneas. Dormiré. Mañana más.


lunes, 14 de junio de 2010

La importancia de llamarse Felipe


He visto pasar por mis narices promotores, empresas constructoras, autónomos que trabajaban a destajo y almacenes de materiales que no daban abasto. El nivel de progreso de los pueblos en los que trabajaba aumentaba a medida que estos se hundía más y más por el peso de las balaustradas, los aplacados de mármol y las rejas estilo neonosequé de las ventanas o por el tamaño de las lápidas en los cementerios que también era un buen indicador. Tramas urbanas rotas, alturas imposibles, palacios con gallineros en bancales de polvo, etc., todo un legado destrozado sin ningún tipo de pudor. Todavía recuerdo cómo una vez intenté convencer al alcalde de un pueblo de La Mancha que la trama urbana y el muro de cal, eran la historia, el patrimonio y la memoria de la población. No sirvió de nada porque al fin y al cabo la fórmula está muy clara:

más licencias = más ingresos = más riqueza.


Esta crisis es polifacética. No todo son datos económicos: inflacción, tipos de interés, euribor, IPC, etc. Cuando llegue la recuperación, qué haremos con la hipoteca urbana que dejamos en el territorio o con los miles de ciudadanos que apostaron por una mínima cualificación frente a una formación de calidad.

- ¿Para qué hace falta formación si gano lo que se quiero?
- ¿Por qué conformarme con el horizonte si puedo construir la montaña?
- ¿Por qué no coger la mano del banco si este me la ofrece?

El mercado tienen clara una cosa: siempre hará falta mano de obra poco cualificada para sostener un sistema económico insostenible. Por eso de vez en cuando nos da la mano, nos ayuda a subir y una ver arriba, nos deja caer. Ahí es cuando llega el lamento y la queja y cuando nos recuerdan que nunca los duros han estado a peseta.

Ahora saltan las alarmas y con la confusión del fuego aparecen extraños bomberos: ultraderechistas, populistas, euroescépticos, antieuropeistas, nacionalistas, racistas y un sinfín de viejos istas e ismos. Al final todo tiende a lo mismo, a mirarse el ombligo y caer y provocar la apatía más absoluta.

Y yo me pregunto: ¿Dónde está el Felipe que nos de un fuerte abrazo y nos diga que ahora es cuando más hace falta nuestra militancia por un mundo justo?

Cueste lo que cueste, hay que volver a coger las riendas del presente para construir el futuro.

viernes, 11 de junio de 2010

Rectificar es de sabios


Hace aproximadamente un mes me compré unas sandalias. Mis grandes pies sufren en verano el calor y por eso no les importa dejarse ver. La semana pasada las estrené; piel curtida sobre fina piel. Acabé con ampollas en dos dedos.


Aunque yo fui uno de aquellos que prometió que nunca se pondría calcetines con sandalias, el martes pasado lo hice, eso sí, con un par.


Porque rectificar es de sabios y combinar denota estilo.

martes, 8 de junio de 2010

Urbanismo, la bomba latente


A través del blog de Ignacio Escolar, llegué a este otro artículo llamado “Viaje a ninguna parte”. Mataborricos, parece ser otro de esos puntos arrasados por la especulación y la engañosa vuelta a la naturaleza, a la libertad y a no sé muy bien qué. ¿Cuántos carteles prometen esto?: naturaleza a pocos kilómetros de aquí, felicidad para usted y su familia, primera línea de mar, magníficas vistas, su propio jardín, con piscina propia, paraje privilegiado… No conozco el caso de esta urbanización de Las Rozas pero puedo imaginármelo. En estos años de alegría y de capitalismo salvaje, se han ido redactando planes de ordenación urbana totalmente absurdos e insostenibles y ejecutando ampliaciones de suelo no urbano o urbanizable por medio de planes de actuación urbanística y modificaciones puntuales. Un caso significativo en Albacete, zona por la que yo me muevo, ha sido el de Chinchilla (fotografía desde el castillo donde puede verse la zona de expansión y al fondo La Losilla). La aprobación y el desarrollo de áreas de reparto como las de La Losilla, aprobadas por del Ayuntamiento de Chinchilla y con informe favorable de la Comisión Provincial de Urbanismo, han movido infinidad de metros cúbicos de tierra dejando calles desiertas, aceras inacabadas y una caseta de venta de adosados. Esta macrourbanización era una de las gallinas de los huevos de oro, tanto para el consistorio, como para los propietarios de los terrenos, promotores y para mis colegas arquitectos. ¡Cuántas veces hemos hablado entre nosotros de lo absurdo y desproporcionado del plan y cuántas más hemos suspirado por tener una parte del pastel! ¿Es posible aumentar una población de 2300 habitantes a 7000 y no volverse loco? Dinero fácil a cambio de nada, de no aumentar el servicio de limpieza, de no asegurar las infraestructuras mínimas, no pensar que hacen falta más colegios, algún que otro ambulatorio, no prever que la única manera de entrar y salir de allí es con el coche y de cambiar el paisaje con chalecitos de playa en primera línea de secano.


En esta ocasión, algo tan simple como no poder asegurar el suministro de agua, frenó esta locura, pero bueno, sigo creyendo que la bomba está plantada y que en cualquier momento explotará y volverá a extenderse como una mancha de aceite. La crisis del ladrillo ha cerrado los bolsillos para la obra nueva, el problema es que ahora es cuando se compran terrenos a precio de saldo.


Como dije más o menos ayer en el comentario al artículo de Rebeca Ruiz, el movimiento moderno ya experimentó con los polígonos residencial, ejes de comunicación, transporte y especulando sobre la relación del usuario con el entorno. Los resultados fueron ensayos y reflexiones estimulantes, algunos auténticos manifiestos y ejercicios brillantes, pero al hacerles tocar suelo, la mayoría se convirtieron en auténticos fracasos.


1894 CIUDAD LINEAL. MADRID.

Arturo Soria


1922 UNA CIUDAD CONTEMPARANEA PARA TRES MILLONES DE HABITANTES.

1930 PLAN OBÚS. URBANIZACIÓN DE LA CIUDAD DE ALGER.

Le Corbusier


1956-60 BRASILIA

Oscar Niemeyer y Lúcio Costa


El urbanismo ha servido para expandir un imperio con el Cardus y Decumanus Romano, para imaginar Utopías como la de Tomás Moro, para sanear un París medieval, sentir la ciudad violenta de Sant´Elia y sus colegas Futuristas, plasmar en papel los psicomapas de los Situacionistas, habitar los sueños tecnológicos de Archigram y también para crear ciudades bellas, complejas y contradictorias habitadas por todos nosotros. El problema principal es que el urbanismo ya no es tarea del ciudadano, del pensador o del arquitecto, lo es del especulador y del gestor de turno.


La solución no es sencilla, lo sé, lo cierto es que la mayor parte de las veces hemos olvidado hacer pedagogía ocupados en hipotecar miles de hectáreas vendiendo humo.


Imágenes extraídas de wikipedia, excepto la primera


miércoles, 2 de junio de 2010

Desde el infinito


Durante estos largos meses en los que las prisas del feroz mercado han dejado paso al sosiego, a veces aprovecho el espacio que queda para volver a casa después de la última visita de obra para pensar y hacer recuento. En uno de estos momentos ganados al tiempo, decidí subir a lo alto de la montaña para ver a lo lejos cómo se veían mis viviendas situadas en el pueblo. En la subida recordé a Oiza hablando de la representación isométrica de la arquitectura, del punto de vista y del distanciamiento: “Vete hasta el infinito y entonces entenderás la obra”, así que me armé de valor y una vez arriba me decidí a mirar... Subido en todo lo alto del monte, antes inaccesible y ahora destrozado por caminos de grava, aerogeneradores y un depósito inservible de agua, vi los resultados a lo lejos… Con rabia envidié la limpieza del muro de piedra y la pureza de la cal blanca.


¿Ha valido la pena llegar a esto? ¿Qué camino he seguido para llegar hasta aquí? El sentimiento es encontrado: feliz porque el promotor ve realizada “su casa” y cabreado porque no he sabido ser “su arquitecto”, contento porque me ha permitido llegar hasta aquí y sintiéndome culpable por haber tirado la toalla demasiado pronto, esperanzado por el día que vendrá y cansado porque ese mañana ya fue ayer.


Bajé de la montaña y en el coche de camino a casa pensé que era imposible la coherencia desde esa montaña.


martes, 1 de junio de 2010

¿Elegido por quién?


Una vez más la impunidad está a punto de hacer aparición y de ejercer su brutal lógica. Israel, pueblo elegido que aplica el ojo por ojo sin ningún tipo de control, con la legitimidad divina para hacer y deshacer a su antojo pasándose por el arco las leyes y mandatos internacionales y principios básicos de convivencia , reclama de nuevo su puesto.


Cuando la ley se convierte en dogma de fe, la suma está clara: uno de los míos equivalen como mínimo a cien de los tuyos.


La aritmética de la venganza escapa a cualquier lógica.