¿...?

domingo, 19 de septiembre de 2010

“Ojico con el tranvía y vivan las fiestas del Pilar”



Las muertes llegan siempre de imprevisto porque por mucho que se las espere, parece que nunca llegarán.


No hace tanto que vi las lágrimas de Carme Chacón en la entrega de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio a José Antonio Labordeta. Ya sabía que la enfermedad empeoraba y que poco a poco consumía ese cuerpo de hombretón provinciano, pero como el miedo o el optimismo me obliga a construir otras realidades, sus lágrimas fueron auténticas bofetadas de realidad: “Labordeta se muere”, pensé frente al televisor.


Pero las noticias son como las estaciones: tras el duro invierno llega la primavera y con ella los primeros brotes del año, y volví a olvidar su cara envejecida y su voz cascada. Volví a creer en los milagros o en la lógica del justo, no sé.


Hoy le llegó su último segundo de vida. Y ahora estoy aquí, sin tiempo para creer en primaveras nuevas, sin motivos para los “quizás” o los “ya verás como”. Hoy la muerte pudo con él.


“Esto se acabó, he consumido mi tiempo y ahora me voy. ¡A la mierda todos aquellos que me odiaron y hoy llorarán por mí!”


2 comentarios:

  1. Joder (con perdón), qué bonito. No puedo decir mucho más, porque me han emocionado tus palabras (y es mucho decir, ya que llevo todo el día leyendo las palabras de cariño y los homenajes que dedican con motivo de su muerte a tan ilustre persona).

    Un saludo! =)

    P.D.: Publiqué un mensaje en el post de 'Ciudad inaccesible'; pero me dio error y al 4º intento desistí. Espero que este sí te llegue ;)

    ResponderEliminar
  2. A veces tengo la sensación de ir perdiendo puntos de apoyo, por eso tengo que ir clavando raíces de vez en cuando para poder seguir hablando de los justos.

    Gracias por los comentarios, este y el que se perdió.

    Saludos.

    ResponderEliminar